SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



lunes, 9 de abril de 2018

El caprichoso hambre del mundo cuando se desperdicia en un solo país 40 millones de toneladas de alimentos por año.


El despilfarro alimentario que se produce en el mundo,  sólo las 40 millones de toneladas de alimentos despilfarrados en los EEUU cada año podrían alimentar a los 1.000 millones de personas que se van a la cama con hambre cada día. Y se Calculo que si recogiera toda la comida despilfarrada en Gran Bretaña en un solo día, podría ofrecer una comida a 60 millones de personas.


¿Desperdiciar comida aún comestible es algo cultural, típico de los países ricos o bien es una práctica que se encuentra por todo el mundo? 
Cuando estaba investigando para el libro pasé una temporada con la etnia uigur en el Noroeste de China. Un día estaba comiendo en un restaurante de carretera. El chef se había sentado conmigo para hablar un poco. Cuando retiré el bol de arroz que ya había acabado, frunció el entrecejo, me señaló los tres granos que quedaban en el fondo del recipiente y me ordenó: “¡Limpia!”

Sonrió mientras con cuidado limpié a fondo el bol. Los uigures creen que despilfarrar comida es un insulto al cocinero, al agricultor y en última instancia un insulto a Alá. En esta ocasión recibí una lección en mi propio terreno. Me hizo darme cuenta de que nosotros –las personas- tenemos el poder para producir los cambios necesarios si convertimos el desperdicio de comida en algo socialmente inaceptable.
Recomendaciones para evitar tanto desperdicio de alimentos en casa:

Todo empieza al ir a la compra. Haz una lista de lo que necesitas, y utiliza la lista como un escudo que te proteja de las técnicas de márketing que utilizan los comercios de alimentación, que quieren que compres más de lo que necesitas. ¡Come lo que compras y compra lo que necesitas!
¿Deberíamos enviar los restos de comida al extranjero? ¿Es esto la solución?

¡No! Se trataría por supuesto de una idea absurda. La solución es no producir más de lo necesario y no despilfarrar. Sin embargo, está claro que despilfarrar comida es el equivalente de sacar comida de las bocas de los pobres a escala global. Cuando compramos comida, por ejemplo, pan, estamos interactuando en el mercado global del trigo.

Las recientes subidas de precio de algunas materias primas como el trigo han sido provocadas en gran medida porque la demanda supera la oferta. Estas subidas de precio condenan a millones de personas al hambre. Si nosotros, en los países ricos, despilfarráramos menos pan y por lo tanto, compráramos menos trigo en el mercado mundial, quedaría más cantidad disponible para las personas en África y Asia, que pasan hambre, y que compran el trigo en el mismo mercado mundial.
¿Deberían los supermercados donar sus productos antes de que caduquen? ¿Cómo es la situación en España y Europa?

Sí un supermercado u otro comercio de alimentación acaba teniendo excedentes de productos que van a caducar, deberían donarlos para que la gente pueda consumirlos, antes que despilfarrarlos. Esta práctica está mucho más extendida en los EEUU que en España y en el resto de Europa. Y es hora ya de que nosotros –los consumidores- exijamos a los comercios de alimentación que donen sus excedentes en vez de tirarlos a la basura.

¿Cómo puede ser que no exista una ley que obligue a los productores de alimentos y a los supermercados a hacer público cuánta comida despilfarran, cuando tanta gente dentro y fuera del país pasa hambre?
Lo primero que deberían hacer las grandes compañías alimentarias es ser transparentes y hacer público qué cantidad de comida desperdician. Así se crearía una competencia entre ellas para aparecer a ojos del público como “la que menos desperdicia”. Hemos introducido con mucho éxito esta medida en Noruega y es hora ya de que el resto de Europa y Latinoamérica  siga la estela.


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