SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 9 de marzo de 2018

A NO DEPRIMIRSE PAPAS, son las madres las que transmiten la mayor parte de carga genética relacionada con la INTELIGENCIA.

Las personas que tienen la suerte de ser más inteligentes que el promedio deberían empezar a agradecérselo a otra persona en particular: sus madres. Y es que, según han destacado varias investigaciones, parece que son las madres las que transmiten la mayor parte de carga genética relacionada con las habilidades cognitivas.

Esto desmentiría muchos de los prejuicios de género que siguen bastante enraizados en nuestras sociedades y que llevan siglos acompañando cruelmente a las mujeres en particular. Según estas informaciones, la inteligencia del progenitor no sería un factor fuerte a la hora de predecir la inteligencia de los hijos.

Genes condicionados, la clave de todo


La base científica de este asunto reside, justamente en la existencia de “genes condicionados”. Estos componentes genéticos, tal como describen los biólogos que los han estudiado a fondo, se comportan de forma distinta según su origen sea de un cuerpo masculino o femenino.
Al parecer, estos genes contienen algo así como una etiqueta bioquímica que proporciona información sobre su procedencia, y que incluso nos revela si estos genes serán activos o no en las células del hijo. En concreto, algunos genes condicionados solo se activan si proceden de la madre. En caso de que este mismo gen sea heredado por la vía paterna, no se activa. Como cabría esperar, hay otros genes que funcionan a la inversa: es decir, solo se activan si proceden del padre.

Es bien sabido que la inteligencia se hereda de padres a hijos, pero no se tenía ninguna constancia hasta hace poco de que esta capacidad se debía en mayor medida de uno de los dos progenitores. Los distintos estudios que han revelado que los hijos tienen una mayor probabilidad de heredar la inteligencia de la madre apuntan a que los genes relacionados con las capacidades cognitivas se ubica en el cromosoma X.
De hecho, los datos que dan sustento a esta tesis vienen de lejos. En el año 1984, un estudio en la University of Cambridge ya detectó la tendencia. El equipo de investigadores analizó ciertos componentes bioquímicos y genéticos del cerebro, y llegaron a la conclusión de que los genes de la madre aportan más información para el desarrollo de las estructuras cerebrales asociadas con el pensamiento y las operaciones mentales.

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