SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 6 de enero de 2017

¡FELICITACIONES al Gobierno del Distrito de Lincoln, Bs. As! Éxito en la prohibición y multa por VENTA o UTILIZACIÓN de la PIROTECNIA. Protegieron recién nacidos, aves, autistas, mascotas y medio-ambiente.

EL SABER NOS HARA LIBRES: A pocos días de las celebraciones de fin de año, un proyecto de ley en la Legislatura porteña y una convocatoria en la plataforma Change.org buscan que se prohíba en la Ciudad el uso de los artificios pirotécnicos que generen ruido para evitar el impacto nocivo sobre los recién nacidos y las personas con autismo, mascotas y aves que mueren por estas explosiones, que también  contamina notablemente al medioambiente.

¿Por qué no a la pirotecnia?: Sin una jerarquía de relevancia, el primer motivo lo encontramos en los animales. Empecemos por aquellos que más cerca tenemos, aquellos a quienes solemos denominar como mascotas: perros y gatos.  Un perro posee una capacidad auditiva de 60.000 ciclos por segundo, la del ser humano es de apenas 20.000.

Es decir, la caída de cualquier objeto es percibida de forma mucho más fuerte por este animal, imagínense el efecto que podría generar un fuego artificial. Si ya hasta para un humano, el estruendo resulta fuerte, ¿cómo lo puede llegar a afectar a un perro? 

La reacción ante la pirotecnia se puede describir en dos estados: miedo (con taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas) y/o nerviosismo (con pérdida de control, aturdimiento, aceleración cardíaca y de movimientos). En ambos casos, la situación puede ser tan extrema que puede generar la muerte. Situación similar se encuentra en los gatos, igualmente sensibles al ruido de la pirotecnia.

Pero los perros y gatos no son los únicos afectados por la “fallida” celebración humana. También se encuentran las aves. La pirotecnia impacta sobre el hábitat tradicional de pájaros de todo tipo alrededor del mundo. 

Los fuegos artificiales generan una alteración en las facultades mentales que puede llegar hasta provocar que se choquen con edificios, autos o entre ellos. El estado de nerviosismo ante lo desconocido y ruidoso es tal que el ave  no sabe qué hacer, hacia dónde, cómo aliviar el daño.

El segundo motivo se encuentra en el propio ser humano, porque siempre que es responsable de un problema también se convierte víctima de la propia dificultad que genera. Hay personas con ciertas enfermedades o condiciones, como el autismo, que sufren de la pirotecnia con síntomas similares a las descritas anteriormente. Pero también, el uso irresponsable, la falta de experiencia, el terminar manipulando fuego, ocasiona centenas de heridos en cada Navidad y Año Nuevo en cada país; incluso teniendo a la víctima y victimario dentro de un propio hogar.
Perros que mueren de un infarto por las explosiones.
¿Y qué le pasa al ambiente? Aquí nuestro tercer motivo. Dicen que todo lo que sube, tiende a bajar. Por lo que, todos esos “bellos” (para algunos) fuegos artificiales que suben, en algún momento bajan y lo hacen afectando al ambiente. Cada fuego artificial significa la generación de residuos, no sólo por el packaging donde vienen, sino también por el residuo final que cae luego de ser lanzado. 

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