SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 4 de octubre de 2015

La Batalla de Boquerón, Guerra del Chaco (1932 - 1935) entre Bolivia y Paraguay. Un evento donde las instituciones de Jesús de Tavarangue dijeron ¡PRESENTE!

Álbum patriótico cultural de una sociedad paraguaya que ama la paz y que a través de la cultura sana sus heridas y observa con orgullo un futuro para sus hijos. 

Estuvimos presentes en la conmemoración de una guerra, que se recuerda para saber que la “guerra” solo es la desgracia y la degradación de las familias y de los pueblos de mundo.


Resumen histórico: El  29 de Septiembre es feriado en Paraguay, con diversos actos se recordada la victoria paraguaya en la Batalla de Boquerón durante la Guerra del Chaco.  Como testigos vivientes de esa contienda solo sobreviven unos dos mil excombatientes, de acuerdo a las estadísticas que maneja el Ministerio de Hacienda de la Republica Paraguaya. 
La Batalla de Boquerón fue una de los combates más importantes de la Guerra del Chaco (1932 - 1935) entre Bolivia y Paraguay.  Por un lapso de 23 días los Regimientos Campos de La Paz y el 14° de Infantería de Oruro, con un total de aproximadamente 600 hombres al mando del Teniente Coronel Manuel Marzana, rechazaron los repetidos intentos del ejército paraguayo de tomar el Fortín, el cual se encontraba cercado por más de 13.000 soldados al mando del entonces Coronel José Félix Estigarribia. 

Cabe recordar sin embargo que el ejército boliviano rompió tres veces el cerco, con lo que el total de combatientes subió a 1200. Se trataba de efectivos del Regimiento "6 de Caballería" de Oruro, comandado por el legendario Germán Busch Becerra; el Destacamento "Peñaranda" compuesto por una compañía del Regimiento "Lanza" de La Paz; y finalmente una compañía del Regimiento "Campero" de Chuquisaca. 
El combate arrojó un saldo de más de 1.000 muertos del lado paraguayo y cerca a 150 hombres entre los sitiados, fue mayor el número de bajas bolivianas fuera del cerco. 

La recuperación por las fuerzas paraguayas de la laguna Pitiantuta hizo que Bolivia tomara represalias capturando tres fortines paraguayos a fines de julio de 1932: Boquerón, Corrales y Toledo. La recuperación de uno de ellos, Boquerón, fue determinante para fortalecer la moral de las fuerzas paraguayas y encarar con bríos la defensa del territorio chaqueño en un conflicto que duró tres años. La captura por el Ejército boliviano de los tres fortines, en represalia por la recuperación de la laguna Pitiantuta, obligó al Gobierno paraguayo a decidir la retoma de estos tres fortines. Para ello, dispuso la movilización general y la puesta en marcha de un eficiente engranaje bélico que demostró su efectividad desde ese momento inicial. 

El 9 de setiembre de 1932 se inició el ataque paraguayo, que logró su culminación con la rendición boliviana, el 29 de setiembre, luego de 20 días de lucha. El 28 de setiembre, los bolivianos llevaban horas sin víveres y las reservas de municiones estaban agotadas. Ese día, los generales Montes y Osorio volaron sobre Boquerón, lanzando una proclama que decía: “Diez días más de inquebrantable resistencia y la victoria será nuestra. Habéis escrito la página de oro de la historia patria”. Bellas palabras, pero los sitiados apenas disponían de cinco cartuchos por hombre, o sea, diez minutos de fuego. Esa noche, el comandante del fortín, teniente coronel Marzana convocó a sus oficiales, quienes le rodearon en el estrecho agujero que les servía de refugio. “Sus rostros mostraban la huella dejada por 19 días y 19 noches de constante tensión nerviosa y la escasez de alimento y agua”. El mensaje de los generales fue leído a todos. Era la tercera vez que se les pedía “unos días más”, pero esta vez estaban en un caso extremo. Luego de unos minutos de cabildeo, se decidió que lo que pedía el alto mando era irrealizable y solo quedaba un paso a dar. 

La rotunda victoria paraguaya se debió más a la consecuencia lógica de un asedio prolongado que a una superioridad militar en el campo de batalla. 

Sobre esta primera gran victoria de las fuerzas paraguayas, el coronel Bray, comandante del Regimiento de Infantería Nº 6 “Boquerón”, formado con los cadetes del Colegio Militar del que entonces era director, escribió: “Boquerón fue una resonante victoria de nuestras armas, lograda a fuerza de heroísmos y sacrificios, pero también una estupenda hazaña de los bolivianos, al resistir veinte días de asedio sin tregua, a pesar de su notoria inferioridad numérica y de la superioridad cuantitativa de nuestro armamento. Reconocer los méritos del adversario importa enaltecer los propios”. 


La batalla del fortín Boquerón fue la prueba de fuego a que fueron sometidos los ejércitos del Paraguay y de Bolivia, en los momentos iniciales del sangriento conflicto que protagonizaron entre los años 1932 y 1935, y que es conocido como la Guerra del Chaco. 

Que dijo el Coronel Arturo Bray ¡Boquerón! “Batalla decisiva de nuestra historia y encrucijada memorable de nuestra dignidad nacional, porque allí se enfrentaron por primera vez por medio de las armas la justicia de una causa con los desplantes de una usurpación. Fue la batalla de todas las insuficiencias y las no escasas improvisaciones. Con su fantástica lucha por el agua y los consiguientes tormentos de sed, suma y razón de todos los agotamientos y de todas las angustias, así físicas como morales, fue Boquerón la síntesis de nuestro prestigio militar y la más acabada expresión de nuestro valer como nación con armas. 

Piedra blanca en el camino no solamente para el Paraguay, sino para América toda, porque vencer allí equivalía al triunfo rotundo y consagratorio de la justicia continental; no de la justicia que solo sabe de líricas sentencias platónicas admoniciones, sino de aquella que, a más de juzgar, impone veredicto, sancionando el delito al sancionar al culpable. En cambio, un revés hubiera significado la pérdida total, el naufragio sin remedio, ya que ni siquiera se hubiese salvado la clásica excepción que hizo famosa la conocida frase de Francisco I de Francia, después de Pavía. Todo lo que antes y después fue la guerra con Bolivia no importa, o importa poco”. 

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