SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 30 de septiembre de 2012


Las verdades sobre los mininos: Llego a ser tanta su desgracia que en la edad media se los asociaron con la brujería y en satanismo. Hoy en día es la mascota favorita de millones. Les cuento de lo que fuimos capases de inventar en contra de los gatitos.

 
 No tienen siete vidas: Es un mito que nació en el siglo XVIII cuando, desesperados por la persecución a la cual eran sometidos, se escabullían por cualquier sitio y aparecían y desaparecían, y sus colores similares hacían pensar que eran los mismos que ya habían matado.
Las embarazadas sí pueden tenerlos: Si no lo tiene, no lo adquiera, no porque sea un peligro, sino porque sus responsabilidades aumentarán y deberá tener tiempo para su mascota. Si lo tiene, no lo regale ni lo bote a la calle, solo pídale ayuda a una persona para que limpie la arenera.
No producen asma: Son casos esporádicos de alergias, en todo caso, fáciles de controlar.
Sí sienten dolor: Tienen receptores de dolor como todo ser vertebrado y vivo, son fuertes y cuando vocalizan por dolor es porque va más allá de sus fuerzas.
No siempre caen parados. Poseen 40 huesos más que el esqueleto del hombre, repartidos entre cola y columna y que les permiten moverse con libertad y perfección. No deben ser tomados como juguetes para ver si realmente caen parados. También se caen y se enredan con frecuencia, lo que da como resultado fracturas y lesiones.
Cruzarse con un gato negro es de mal agüero: esta superstición surgió en Europa durante la Edad Media, especialmente en Inglaterra. No hay nada de malo en ellos, solo hay que amerlos, los que tenemos gatos lo sabemos.
 

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