SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



lunes, 13 de agosto de 2012


Piero Bruno Fontana, así se llamaba el inolvidable HUGO del CARRIL, nos dejo un 13 de agosto de 1989.
Hoy lo recordamos como se recuerda a alguien que siempre nos acompaña.
El Magazin de Merlo: Cuando regreso de su exilio en México, fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Cantante de tangos, actor y director de cine argentino. Promocionado a finales de los años treinta como el sucesor directo de Carlos Gardel, intervino en una gran cantidad de películas mostrando su vena de actor dramático y su indudable talento como cantante. Con una voz afinada, melódica y envolvente, Del Carril convertía las letras melosas o melodramáticas de los tangos de la época en verdaderas joyas interpretativas. Gozó de una fama extraordinariamente grande, llenando los teatros en donde se presentaba y los cines donde se proyectaban sus películas.
En 1945 se convirtió en un ferviente admirador del peronismo y en un incorrupto gestor de la ideología de reivindicación de los derechos de los trabajadores y de sus necesidades más urgentes. A partir de esta convicción, ya decidido a convertirse en director de cine por necesidad expresiva más que por voluntad de mayores glorias, Hugo del Carril debió enfrentarse a los mismos peronistas cuando se propuso llevar a la pantalla la novela de un autor que en aquellos mismos momentos se hallaba privado de libertad por su filiación comunista.
Llegó hasta el mismo presidente de la república para conseguir que se le autorizara filmar Las aguas bajan turbias, probablemente uno de los testimonios más crudos y conmovedores de la realidad en los esteros del litoral argentino. Realizó algunas películas más y hubo de exiliarse después de la caída de Perón en 1955. Vivió en México una larga temporada y, cuando pudo al fin regresar a la Argentina, le fue impuesto el título de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

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