SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 29 de agosto de 2012


Acto central por el 257°
Aniversario del pueblo de Merlo:
La gran familia merlense se dio cita en la CASA de la CULTURA, donde todos los años se realiza el ritual de reconocer al los vecinos
destacados del Distrito.
El Magazín de Merlo: Encabezados por el Intendente  Dr. Raúl Othacehé  asistieron todos las autoridades municipales para homenajear a artistas, doctores, fabricantes, empresarios, políticos, escribanos, trabajadores, etc. y a todas aquellas personas que al pasar por el distrito dejaron su marca.
Recordando los comienzos fundacionales de Merlo: El actual Partido de Merlo se encuentra en lo que se conocía como el Pago de Las Conchas, un territorio cuyas tierras eran bañadas por el Río de Las Conchas, actual Río Reconquista. Las tierras eran habitadas por los het o querandíes y por los caníbales chandules, quienes ya habían exterminado a la expedición de Juan Díaz de Solís y enfrentado a los españoles nuevamente en batalla de La Matanza.
En el año 1636 el Gobernador del Río de la Plata Pedro Esteban Dávila divide las tierras localizadas en el Pago de las Conchas entre un puñado de vecinos influyentes de Buenos Aires. Más de la mitad del territorio del actual partido de Merlo le fue concedido a la Compañía de Jesús, dueña de una inmensa estancia que se extendía desde la naciente del Río de las Conchas y que culminaba bien entrado el territorio indígena en el Río Salado. Lo obtenido de la explotación de las tierras permitía a los jesuitas mantener a las numerosas escuelas que administraban desde 1654, cuando el Cabildo de Buenos Aires les encomendó atender la educación juvenil en la ciudad.
Sobre las tierras regadas por el Río de las Conchas los nuevos propietarios se dedicaron a cultivar trigo, huertos de frutales y a la cría de ganado vacuno y ganado menor. En las márgenes del río también se levantaron una serie de molinos harineros. Los sacerdotes jesuitas Thomas Falkner y Florián Paucke visitaron la región a mediados del siglo XVIII y la describieron como repleta de ganado vacuno cimarrón y tropillas de caballos que deambulaban sueltos a la merced de jaurías de perros que se alimentaban de ellos y que también solían atacar a los viajeros que se atrevían a internarse en esa región:
...andan de un lugar a otro contra el viento (los caballos cimarrones), y en un viaje que hice al interior el año 1744, hallándome en estas llanuras durante tres semanas, era su número tan excesivo que durante quince días me rodearon por completo. Algunas veces pasaron por donde yo estaba en grandes tropillas a todo escape, durante dos o tres horas sin cortarse; y durante todo este tiempo, a duras penas pudimos yo y los cuatro indios que entonces me acompañaban librarnos de que nos atropellasen e hiciesen mil pedazos...
Cruzamos el río De Las Conchas en cuya región vimos manadas de perros cimarrones que suelen alimentarse de terneros y potrillos en el campo; ellos viven en pleno campo, en cuevas debajo de la tierra; según los agujeros por los cuales un campo muy ancho está minado, se puede deducir cuantos miles de perros viven. No les falta alimento alguno, porque sobre este campo pacen tantos miles de ganado astudo y caballos, en parte manso, en parte arisco; si no fuere esto, ningún ser humano podría viajar por este camino sin peligro de ser desgarrado por los perros. Pero, como son perseguidos, se asustan y tienen miedo; en cuanto ven a alguien a caballo, emprenden pronto la huida y buscan sus agujeros Los viajeros que querían dirigirse desde la ciudad de Buenos Aires a la ciudad virreinal de Lima debían cruzar el territorio utilizando el camino conocido como Camino Real o Camino de los Correos. (Florián Paucke)
A la vera del Camino Real se encontraba una ermita en donde se hallaba una imagen de la Inmaculada Concepción ante la cual los viajeros se prosternaban antes de continuar el viaje tierra adentro. Los locales comenzaron a llamar a ésta imagen Nuestra Señora de la Concepción del Camino o simplemente Nuestra Señora del Camino.
A principios del siglo XVIII el comerciante y escribano del Cabildo de Buenos Aires, Francisco de Merlo comienza a adquirir tierras en la región. Francisco de Merlo decide construir el casco de estancia en una loma a la vera del Camino Real y en 1727 Merlo decide construir en el casco de estancia un oratorio para uso suyo y de su familia que lo coloca bajo la advocación de San Antonio de Padua y la Nuestra Señora de la Concepción del Camino.
 

 

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